Cuando hablamos de un trabajo de crecimiento personal utilizando solo la mente, hablamos de arquetipos, pero cuando lo hacemos incluyendo al cuerpo hablamos de metáforas.
Una metáfora –de “trasladar” y de “transferir”– es capaz de unir a tu mente con tu cuerpo y forma las raíces de toda reacción corporal. Se puede decir que, aunque la metáfora es una idea, se encuentra conectada en el cuerpo y formada de memorias corporales –descritas por Mark Rowland–.
En otras palabras, una metáfora es una imagen asociada al cuerpo, y se conforman como formas simbólicas de trabajar con él. Como dice la psicóloga y terapeuta Punita Miranda:
“Prestar atención a un dolor de cabeza o un problema de espalda puede ser tan esclarecedor como enfrentarse a una idea dentro de una visualización».
La forma es entender que una imagen como “la madre, el espíritu, la luz o una unión” pueden ser utilizadas a través del cuerpo para lograr mayor crecimiento y conciencia, porque transforman esas memorias corporales ya incorporadas.
Así, cuando trabajas el cuerpo con tus aceites, te centras en el movimiento y tratas de comprender la metáfora en la raíz de ese movimiento. Te mueves y dejas que la imagen evolucione y te aporte lo que tu cuerpo necesita.
El principio detrás del ejercicio es que el cuerpo y la mente son dos formas de ver y percibir tu realidad y que una metáfora puede darte información a nivel mental –interpretar lo que ves–, a nivel de imaginación –transformar lo que ves– y a nivel emocional –conectar con los sentimientos implicados en lo que ves–.
De esta manera, la metáfora soportada por la combinación de aceite, movimiento e imagen surge como un mecanismo que puede ayudarte a satisfacer anhelos inconscientes porque hace de puente entre lo que ves y lo que sientes, intuyes y sabes con tu instinto.
Todo ello se resuelve en un espacio invisible que puedes llamar tu cuerpo metafórico o conciencia del cuerpo, en el que tu cuerpo y tu mente se encuentran y pueden encontrar soluciones comunes para ti.
(Comentario sobre el artículo aparecido en la página web adepac.com: “Relaciones cuerpo y alma: Marion Woodman y C.G. Jung” de Punita Miranda, psicóloga y psicoterapeuta brasileña con un master del Centro de Historia de la Filosofía Hermética de la Universidad de Ámsterdam).